De joven ya mostraba habilidad apuntando con la escopeta de perdigones y derribando los palillos de madera en las ferias de los pueblos. Fernando Michelena jamás imaginó que una carabina se convertiría en la extensión de su brazo y que se dedicaría al tiro olímpico. Lleva ya casi dos décadas apretando el gatillo para clavar los balines en un blanco situado a 10 metros. “El tiro perfecto es un 10.9, que sería como darle al centro de la cabeza de un alfiler”, explica. Con rigor, precisión y con el temple de un francotirador en combate, el tirador vasco ha visto recompensada su persistencia y profesionalidad al clasificarse para los Juegos Paralímpicos.
Tras un curso cargado de buenos resultados ha recibido una invitación para estar en París 2024. La noticia le pilló de vacaciones junto a su mujer y a su cuadrilla de amigos a orillas del Mediterráneo, en el Camping Azul de Oliva (Valencia). “Cumplí 52 años el 21 de julio y me lo comunicaron unos días antes, ha sido mi mejor regalo”, confiesa. En el Europeo de Granada en junio le invadió la desazón al quedarse a ocho décimas de la última plaza disponible: “Fue una punzada dolorosa, el tren de los Juegos se me escapaba por segunda vez. Pero en esta ocasión era más duro porque lo había rozado. Me agarré a un hilo de esperanza a través de una wild card, que afortunadamente llegó a última hora. Es un premio al trabajo”.
La paciencia, la constancia y el no rendirse han sido los ingredientes que le han llevado a estar entre los mejores del mundo. Algo impensable para él cuando en 2006 agarró por primera vez una carabina de aire comprimido en la ciudad deportiva de Anoeta (San Sebastián). “La llevaba metida en una funda y la gente con la que me encontraba por el ‘Topo’ -híbrido entre metro y tren suburbano- me preguntaba si iba a tocar la guitarra”, dice riendo. Empezó en esta modalidad gracias a Kemen KE Club, que tiene como objetivo fomentar el deporte entre las personas con discapacidad.
Michelena sufre distrofia muscular de cinturas, una enfermedad genética que se caracteriza por debilidad progresiva y atrofia de los músculos. “No tengo fuerza en brazos y en piernas, se va agravando con los años. Mi hermana mayor andaba mal de pequeña y se lo diagnosticaron. Nos hicieron pruebas al resto, somos cinco hermanos en total, y me tocó a mí. De niño caminaba de puntillas, pero tenía muchas dificultades, siempre sujetado por alguien. He librado muchas batallas y me he dado muchas hostias. Recuerdo que cuando andaba e iba a estornudar, tenía que agarrarme rápido a algo o me caía al suelo -ríe-. Al final tuve que acudir a la silla de ruedas, desde hace años me desplazo en una eléctrica, requiero de mucha ayuda en mi día a día”, relata.
La discapacidad no nubló sus expectativas vitales. Con el deporte se siente activo y dispuesto a superarse. Con Kemen, club que preside desde hace 12 años y que facilita el acceso al deporte a través de la cesión de material, comenzó en el esquí. Y también se encargó de organizar la mítica prueba ‘Behobia-San Sebastián’ en la categoría de silla y handbike. Casualidades de la vida, terminó unido a la carrera que inauguró su tío abuelo Juan Muguerza, el primer ganador en 1919. “En casa se hablaba de él y también de mi abuelo Francisco, que era el eterno segundón -ríe-. Mi tío falleció durante la Guerra Civil, víctima de un bombardeo. Hoy día se celebra en Elgoibar un Cross Internacional que lleva su nombre. Mi madre decía que tenía la espinita de que no hubiese salido otro ‘korrikalari’ -corredor- en la familia, pero mira, le salió un tirador”, bromea.
En su primer contacto con la carabina ya sintió un ‘feeling’ especial. Al principio se lo tomó sin más pretensión que ser un pasatiempo. Vio que tenía cualidades y ganaba campeonatos por el País Vasco y por Francia también. En 2011 se presentó en la Copa del Rey “sin chaqueta y con una mesa cutre sobre la que apoyar los codos” y fue bronce. “Cada vez me lo tomaba más en serio y mi despegue empezó en 2014. Desde ese año he ganado los campeonatos de España en mis tres modalidades. No somos muchos participantes, pero que me quiten lo ‘bailao’”, recalca.
Posee los récords nacionales en R4 carabina de aire de pie (632 puntos), en R5 tendido (637.3), ambas a 10 metros y en galería cerrada, y en R9 carabina tendido 50 metros con calibre 22 (618.3). El donostiarra cuenta con buenos aliados que le guían para alcanzar sus metas. Desde hace dos años es forjado por Manuel Saiz, “el mejor entrenador del país. Con él he mejorado una barbaridad y se nota en el rendimiento y en los resultados”. Otra figura clave es la de su asistente y cargador, José Montero, con el que lleva siete años: “Su labor es fundamental, es mi otra mitad. Hace de todo, prepara el arma, la munición, la mesa, me lleva las maletas, me baña, me lleva al baño y hasta me ayuda a meterme en la cama. Le digo que es mi pinche -ríe-. Le debo mucho”.
A nivel internacional ha participado en tres mundiales, en grandes premios y en numerosas Copas del Mundo. Este año logró sus mejores resultados, siendo sexto en el Europeo de Granada y noveno en la Copa del Mundo de India. “Me queda recorrido, sé que las medallas llegarán, el que la persigue la consigue. A constancia no me gana nadie”, añade. Michelena asegura que para ser tirador se requiere “tranquilidad, psicológicamente hay que estar muy preparado. No es cuestión de buen pulso, sino de tener la cabeza bien amueblada y de no bajar la guardia. Sigo la misma rutina, poner la mente en blanco y centrarme en sumar de uno en uno. Alguien me dijo una vez que, en lugar de una competición de 60 tiros, son 60 competiciones de un disparo”.
Todavía no ha asimilado que estará en los Juegos de París. Su debut paralímpico le podría llevar a un mayor acceso a becas o patrocinadores. “Del tiro no se puede comer, tienes que poner dinero de tu bolsillo. Ahora subo otro peldaño, estoy en el escaparate y puede abrirme puertas para continuar cuatro años más como mínimo”, sostiene. Con el poso que da la experiencia, ilusionado y motivado, el vasco espera disfrutar de cada momento en la cita francesa, pero también abstraerse de “todo lo que engloba esta fiesta del deporte para poder rendir. Será inolvidable y especial, vendrá a verme una delegación de familiares y amigos”.
En el Centro de Tiro Châteauroux cumplirá un sueño, la culminación de años de esfuerzo y de trabajo. “Me veo más fuerte en R5 tendido, mi especialidad. Ojalá pueda dar la sorpresa y colarme en la final. Si hago las cosas como en los entrenamientos, los resultados saldrán. Soy consciente de que hay mucho nivel en las tres pruebas que disputo, me enfrento a rivales de una calidad muy alta y que cuentan con infraestructuras y con recursos más potentes. Pero saldré a darlo todo y a hacerlo lo mejor posible. Para mí y para los que me han acompañado en el camino, la medalla es estar en los Juegos”, sentencia.
FERNANDO MICHELENA
Fernando Michelena Muguerza (San Sebastián, 1972). Tiro olímpico. Campeón de España en carabina de aire tendido y de pie. En París debutará en unos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Serio, constante y cabezota.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Una pequeña navaja multiusos, me sirve por si tengo que arreglar algo de la carabina o de la silla de ruedas -ríe-.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Pintando acuarelas.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Teletransportarme.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
Miedo a hacerme viejo.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
Unas cocochas.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
En el Camping Azul de Oliva (Valencia).
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
A mi mujer Belén y a mi hija Goreti.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un elefante.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Corazón de tango’, de Doctor Deseo. Un libro, ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley. Y película, ‘El club de los poetas muertos’.