‘La discapacidad no es necesariamente un desastre, sino un desafío de la vida’. Es la frase que Dani Stix conserva desde que era un crío en la habitación de su casa en Houston (EE.UU.), donde residen sus padres y hermanos. Si de algo sabe este madrileño, es de superar adversidades. Venció a un cáncer infantil congénito que le dejó paralizadas las piernas y el deporte le dio alas de libertad. Acumula 12 años como jugador profesional de baloncesto en silla de ruedas, cosechando numerosos éxitos con el CD Ilunion y con la selección española, convirtiéndose en un especialista defensivo, en un pegamento de contacto en la cancha capaz de desquiciar a los mejores del mundo.
A los ocho días de nacer con un enorme bulto en la espalda, recibió la primera sesión de quimioterapia. Le extirparon un riñón, se sometió a numerosas operaciones y tuvieron que colocarle una prótesis en la columna. Los primeros años fueron continuas sesiones de fisioterapia y demasiadas visitas al hospital. “Nací con un 20% de probabilidades de sobrevivir. Pero salí adelante, la discapacidad es una circunstancia más, una dificultad añadida y hay que afrontarla como un reto. Se puede fallar y cometer errores, pero lo que no está permitido es no levantarse y volver a intentarlo”, afirma.
La educación que le inculcaron forjaron su osadía y tesón. “Mis padres siempre me trataron como a uno más, ese es el primer paso que hay que dar, normalizar la situación. De niño, si me caía tenía que levantarme solo. Hubo un día que se me quedó grabado para siempre: íbamos de paseo por la calle y tiré un chicle al suelo. Mi madre me obligó a saltar de la silla, arrastrarme para recogerlo y tirarlo en una papelera. Lecciones como esas me han permitido alcanzar todos los objetivos que me he propuesto”, relata Stix.
De pequeño ya se mostraba habilidoso para cualquier deporte, nada se le resistía. Practicó natación, ciclismo, esquí o kitesurf. “Era muy inquieto, no podía estar sentado en la silla sin moverme. Había gente que me decía que no podría hacer ciertas cosas, antes me veían y soltaban frases como ‘Pobre chaval, que vida complicada debe tener’. Afortunadamente, hemos roto muchas barreras mentales y ahora nos miran con otros ojos, desde el respeto y la admiración, como deportistas que somos, aunque todavía queda mucho por trabajar”, sostiene.
En 2013 protagonizó un anuncio televisivo de Cola Cao que caló entre la sociedad. El eslogan de la multinacional le venía como anillo al dedo: nació con energía para disfrutar de la vida, siempre activo y con ganas de comerse el mundo. “Hay gente que aún me reconoce por ello, pero cada vez más por mi faceta como deportista. De ese joven conservo esa ilusión y las ganas de superarme”, recalca. El baloncesto pasó a ser su gran pasión y con apenas 14 años fue el más joven de la historia en jugar la Champions League, competición que ha ganado en una ocasión con el CD Ilunion, con el que también ha conquistado varias ligas, Copas del Rey y una Supercopa de España.
“Llegar al club más laureado siendo un adolescente suponía una gran responsabilidad ya que estaba rodeado de los mejores del mundo. Aquello me hizo madurar antes de tiempo, absorbí como una esponja, aprendí los valores de este deporte. Algunos me sacaban dos o tres cuerpos y eran más fuertes, pero me daba igual, desplegaba mi carácter combativo y me pegaba con cualquiera”, dice entre risas.
Stix es de esos jugadores que concita elogios por sus intangibles, que derrocha sacrificio y carácter sobre la pista. La generosidad y el espíritu de equipo son innegociables. Una pieza clave en la selección española por ese rol de antihéroe, con capacidad para desesperar y amargarle el día a la estrella del adversario. “Suelo ser un dolor de muelas para muchos. Ese trabajo defensivo-táctico es muy sacrificado, tus números no se ven, pero disfruto haciéndolo. Cuando un rival se marcha enfadado conmigo es porque lo he hecho bien”, apunta este pegajoso jugador.
Entre sus víctimas más especiales, el británico Terry Bywater -que también es su compañero en Ilunion- o los canadienses Joey Johnson y Patrick Anderson, considerados como algunos de los mejores de la historia: “Patrick, que es una leyenda de este deporte, cuando le ganamos a Bidaideak Bilbao en Liga en esta pasada temporada, en mitad del partido se me acercó y me dijo ‘Te odio’, por la defensa que le hice -ríe-”.
Con España, Stix debutó en 2015 y ahora, con 27 años, es el nexo entre los veteranos y los más jóvenes. “Cada año en la selección es un regalo para mí. Tengo experiencia y también mucha juventud, frescura y hambre por querer más. Soy muy bromista en el vestuario, pero también serio cuando toca. Antes de cada partido me gusta estar aislado, me pongo los cascos y escucho rap de los años 90 o rock para salir enchufado”, confiesa.
Para el escolta madrileño, enfundarse la elástica del combinado nacional “es el mayor orgullo que puede sentir un deportista de élite, lo máximo a lo que puedes aspirar. Renuncias a veranos sin vacaciones y a estar muchos días lejos de casa por ir con la selección, pero es un honor”. Aunque se siente español por los cuatro costados -su padre es de Ohio y su madre madrileña-, asegura que conserva “la cultura americana del esfuerzo y el trabajo, seguir en la misma línea independientemente de los resultados, así como el control emocional. En España somos muy impulsivos y en el deporte se nota más, vamos a muchas revoluciones”.
Con la selección ganó una plata en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, “un sueño cumplido, nadie apostaba por nosotros e hicimos algo histórico e indescriptible”, así como dos platas en los Europeos de Polonia 2019 y Países Bajos 2023. La última medalla en Rotterdam sirvió de catarsis para el conjunto que dirige Abraham Carrión, que venía de perderse el Mundial de Dubái al quedar séptimo en el campeonato continental de Madrid en 2021. “Aquel fracaso fue muy duro de asimilar, con la cabeza agachada nos tocó seguir y trabajar durante año y medio. Llegamos al Europeo con dudas e incertidumbre, pero el grupo supo gestionar emocionalmente todo el proceso, algo clave para conseguir la plata y el billete para París 2024. Sentimos una liberación”, cuenta.
Ahora afronta sus terceros Juegos Paralímpicos “con más ilusión que los primeros. Con los años eres más consciente del compromiso, del esfuerzo y del valor que supone estar en lo más alto del baloncesto. En Tokio 2020, cuyo bronce se nos escapó, no hubo público y en Francia será la bomba, esperamos un gran espectáculo”. Estará arropado por su familia, aunque esta vez, “como mi padre y mis hermanos saquen la bandera estadounidense, como hicieron en la final de Río que perdimos, no les hablo más”, bromea.
En París, España se medirá precisamente en la fase de grupos a Estados Unidos, también a Países Bajos y Australia. “Quiero la revancha. Ellos y Gran Bretaña son nuestra némesis, nos tienen cogida la medida y son los favoritos. A nivel físico, baloncestístico y táctico estamos a la par, el factor diferencial es que saben mantener la calma y la compostura en momentos de alta tensión, eso lo ejecutan a la perfección. Estamos los ocho mejores equipos y ninguno lo pondrá fácil. Si gestionamos bien las emociones, podemos competir de tú a tú con cualquier país y ganar el oro. Vamos con hambre, hay ambición y si trabajamos como sabemos y nos dejamos el alma en cada partido, las medallas estarán en nuestras manos”.
DANI STIX
Daniel Stix Soto (Madrid, 1997). Baloncesto. Subcampeón de Europa en 2019 y 2023. Medalla de plata en los Juegos de Río de Janeiro 2016. Disputa sus terceros Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Trabajador, alegre y disfrutón.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Los cascos para escuchar música.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Quizás el esquí.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Saber lo que piensan las personas.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A los tiburones.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
Los tallarines.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
A casa de mis padres, en Houston (Texas, EE.UU.).
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Un cuchillo, un mechero y un libro.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un perro.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Go Your Own Way’, de Fleetwood Mac. Y un libro, ‘Las 48 leyes del poder’, de Robert Greene.