Sentada sobre el press de banca cierra sus grandes ojos claros para visualizar el movimiento, exhala una bocanada de aire, golpea sus brazos y arquea la espalda antes de enfrentarse al continuo baile con la barra de acero y con los discos. La levanta hacia el cielo con la fuerza resiliente e imparable que ha guiado cada paso en su vida. Loida Zabala, la reina de la halterofilia adaptada en España, ha vuelto a sonreír tras competir en sus quintos Juegos Paralímpicos a pesar de que lleva casi un año librando su batalla más difícil, un cáncer de pulmón incurable.
El premio ya era estar en la tarima de la Arena Porte de la Chapelle, esa es su medalla, haberse colado una vez más entre las mejores levantadoras del mundo en la categoría de -50 kilos. París 2024 fue una cuerda a la que se aferró durante estos meses en medio de la tormenta. “Ver el logo cada día me hacía recordar que sigo viva”, confesaba. Estar en la capital francesa se había convertido en un reto titánico, pero nada es imposible para la española, de voluntad férrea e irreductible, que ha dado otra lección de vida y de pasión por su deporte.
Tiene asumida su enfermedad, ella solo pretende saborear cada minuto: “Nunca pienso en si me quedan meses o varios años, esto es una contrarreloj y tienes que aprovechar las oportunidades y cada momento, valorarlo todo y vivir plenamente”, recalcaba. El año pasado recibió la noticia de que padecía cáncer de pulmón en estadio IV, con tumores diseminados por la cabeza, el hígado y el riñón. Otro golpe duro. Ya con 11 años fue diagnosticada con una mielitis transversa, una inflamación de la médula espinal que le paralizó las piernas y le dejó en silla de ruedas. Nunca se vino abajo y empezó a ver la vida desde otro prisma.
Con esa entereza de acero y fuerza mental, su mantra vital, la extremeña se agarró a los destellos de esperanza entre las grietas de la adversidad para afrontar el nuevo desafío. “El tratamiento al que me someto no es para curarme, sino para vivir el máximo tiempo posible y en las mejores condiciones. Han desaparecido los tumores del riñón y en el cerebro solo hay dos pequeños residuos que sangran un poco. En pulmón e hígado se han reducido bastante”, explicaba.
Ha sido una travesía extenuante por el desierto en estos meses y en París ha llegado esa recompensa que tanto ha perseguido con ahínco, competir en otros Juegos Paralímpicos. Hasta este mismo jueves no sabía si iba a participar, ya que debido a la medicación que toma le cuesta mucho dar el peso. La tarde del miércoles la pasó en la sauna y sin ingerir líquido para bajar todo lo posible, aunque esas horas la dejaron muy débil físicamente. Pero nada le frena y se plantó en el pabellón, arropada por sus familiares.
Sus manos, su corazón y su alma alzaron la barra en un nuevo ejemplo de superación y su rostro lució un brillo especial. Comenzó levantando 60 kilos sin ningún problema y aumentó su marca en el segundo intento con 70 kilos. Se vio con confianza y pidió 75 kilos, que también levantó. Noveno puesto que sabe a oro. “Esto para mí es como una medalla. Es la primera vez que hago tres intentos válidos internacionalmente”, decía entre risas.
“Era casi imposible por el estado en el que me encontraba, pero finalmente conseguimos bajar de peso. En enero pesaba 61 kilos, he tenido que estar en sauna durante mucho tiempo con la médica al lado, con el tensiómetro, todo el esfuerzo que hemos hecho, quedarme a las puertas habría sido una noticia devastadora para mí. Han sido meses de sacrificio, dudé si podía llegar y tenía miedo a que me dijeran que no iba a París. La vida a veces te da sorpresa, mi cáncer es terminal y si me hubiera hundido y tirado la toalla, no estaría viviendo en este momento”, ha recalcado emocionada.
Sobre el press de banca ha construido una sólida carrera plagada de éxitos y sueños cumplidos. Ha sido 19 veces campeona de España y a nivel internacional posee varias medallas, como el oro en los Open de Rabat (Marruecos) 2009 y de Tesalónica (Grecia) 2012, en las Copas del Mundo de Eger (Hungría) 2017 y de Tokio (Japón) 2019, así como el título de campeona de Europa en Tbilisi (Georgia) en 2022. Ha competido en cinco Juegos, con cuatro diplomas paralímpicos.
Pero no se detiene ahí, ya piensa en sus siguientes planes: “Me gustaría revalidar el título de campeona de Europa, que es dentro de dos años, me da tiempo a recuperar el estado de forma en el que estaba el año pasado. Y después me gustaría sobrevivir hasta Los Ángeles 2028”. Loida Zabala, una mujer de hierro, imparable, una medalla dorada de vida.