Reírse de uno mismo es bañarse en salud. Así lo piensa Luis Huerta, un joven con descaro y con una personalidad arrolladora tanto dentro como fuera del agua. Nació con las piernas amputadas por debajo de la rodilla y con malformación en los brazos, a los cuáles les llama alitas de pollo “por la similitud que tienen. En la derecha tengo dos dedos y en la izquierda solo uno y es disfuncional. También tengo sordera y llevo implante coclear”. Desde pequeño aprendió a bromear sobre su discapacidad, y esa forma de batallar con ella logró que los niños no se rieran de él, sino con él. “A mí nunca me ha limitado, he hecho todo lo que he querido. Recurro al humor negro y ácido, me encanta. Si nosotros lo vemos como algo normal, evitamos el bullying”, asevera.
En su memoria guarda con cariño el momento de su debut en un Campeonato de España, con apenas 12 años, y la novatada que le hicieron pagar sus compañeros. “Tuve que dar una vuelta a la piscina saludando a la gente con un disfraz de pingüino. Con esa edad aún no llevaba prótesis y como caminaba de rodillas, me parecía a estos animales”, recuerda entre carcajadas. En su rostro apacible y sereno siempre asoma una pícara sonrisa. Bullicioso por dentro, tozudo y difícil de domar, no se arredra ante nada. Laborioso, disciplinado, tenaz y salpicando alegría en sus brazadas, se ha instalado en la élite de la natación. Medallista europeo y mundial, busca en París su primera presea en unos Juegos Paralímpicos.
El entusiasmo que ha puesto en su trabajo en estos años enciende su vehemencia. Ha saboreado la espera, ahora tratará de ponerle la guinda al pastel. “Si clasificarse para la mayor cita a la que aspira un deportista es difícil, meterse en las finales lo es todavía más y ganar medalla es un reto. Pero estoy en un buen momento de mi carrera, con experiencia y con ilusión por competir y ofrecer mi mejor versión. La medalla es factible, puedo lograrla”, apunta el ‘tritón’ forjado en el Centro de Tecnificación Deportiva Río Esgueva (Valladolid), instalaciones a las que llegó con apenas 11 años. Allí fue moldeado por su entrenador, Raúl Carrasco.
Una temporada antes empezó a dejar su huella al conseguir su primer metal en una prueba regional disputada en Zamora. “Es de las más especiales, era un mico en comparación al resto y le gané el oro en el 50 braza a Daniel Pérez, que luego se convirtió en saltador de altura”, relata. Lleva desde los cinco años a remojo, cuando se inició en un programa de natación para niños con dificultades motóricas. El agua es su hábitat natural, aunque al principio le tenía tanto miedo que se desollaba la piel de lo fuerte que se aferraba al churro de espuma para flotar.
Sin embargo, de niño lo que más le apasionaba era jugar al fútbol, deporte en el que se topó con alguna barrera: “Tenía buen toque y visión de juego, me defendía bien. En un equipo me dijeron que no porque podía hacerles daño a otros chicos cuando les daba una patada con las prótesis. Sí me aceptaron en la escuela de la Fundación Real Valladolid y estuve tres años. Después pasé un tiempo como voluntario en la Fundación Eusebio Sacristán, un espacio inclusivo en el que ayudaba a niños que no podían competir federados a que se divirtieran con una pelota como lo hice yo”, comenta.
Huerta se decantó por la piscina, con la que siente un vínculo especial en cada brazada, porque los resultados comenzaron a llegar. “Cuando estoy en ella me aíslo de todo, me aporta libertad y tranquilidad. El hecho de acumular metros deslizándome por el agua, de luchar contra el cronómetro para bajar mis marcas y de alcanzar medallas se convirtió en una pasión, no me imagino un solo día sin nadar. La natación es como una terapia que te ayuda a canalizar las emociones y frustraciones, me ayuda a desconectar de los problemas”, asiente.
Su progresión va a más en cada temporada. Se estrenó a nivel internacional en el Europeo de Dublín 2018 siendo finalista en tres pruebas. Al año siguiente fue quinto en el Mundial de Londres. En 2021 ganó un bronce en el Europeo de Madeira y unos meses más tarde se llevó dos diplomas paralímpicos y una medalla de ‘chocolate’ en Tokio. “Fueron unos Juegos sosos por las restricciones debido a la pandemia. En cuanto a resultados, satisfecho porque me metí en la final del 100 libre S5 con marca personal, algo inesperado, y quedé cuarto en 200 libre ante dos colosos como son el italiano Francesco Bocciardo y Toni Ponce, y una leyenda como el brasileño Daniel Dias. Los nervios y la inexperiencia me impidieron estar en el podio”, matiza.
‘No es más grande el que nunca falla, sino el que nunca se da por vencido’. Es la frase que más se ha repetido el vallisoletano, que encaró el siguiente ciclo con nuevos bríos, puliendo defectos y reforzando virtudes en Río Esgueva junto a su inseparable compañera de entrenos, Marta Fernández, varias veces campeona del mundo y triple medallista paralímpica. “Es una de las personas más importantes de mi vida, compartimos cada día y me ayuda a querer ser mejor. Verla triunfar y conseguir todo lo que se propone me genera mucha alegría”, dice. Con ella celebró el mayor lauro de su trayectoria, un bronce en 200 libre en el Mundial de Manchester del año pasado.
“Fue la recompensa a la insistencia, el culmen a un trabajo de varios años. Me había quedado varias veces a las puertas del podio y lograrlo supuso una liberación, me quitaba un gran peso de encima. Llegaba con problemas físicos, sufrí una bursitis en la rodilla y dolores musculares que me obligaron a parar algunas semanas y no tenía un ritmo competitivo alto. A pesar de los obstáculos, el año más difícil que tuve se saldó con esa ansiada medalla que me dio alas para continuar”, explica Huerta, que en abril se colgó un oro en relevos y fue quinto en tres pruebas en el Europeo de Funchal.
En sus vitrinas le tiene reservado un hueco a su primera medalla paralímpica, que confía en cosecharla en París, donde afrontará sus segundos Juegos. “Pienso en ella, la visualizo cada día y espero traérmela a casa, pero acudo con los pies en la tierra, siendo consciente del escenario en el que estoy. Quiero disfrutar cada segundo y prueba, son muchas horas de duros entrenamientos para llegar a este momento que, por primera vez, los viviré con mis familiares en las gradas, algo que me aporta tranquilidad”, añade. En la piscina de La Dèfense Arena nadará 50, 100 y 200 libre S5, así como 100 braza SB4.
Sus opciones de medalla pasan por el 200 libre, una prueba de constancia y velocidad en la que ya se ha instalado entre los mejores. La retirada de Daniel Dias le otorga más opciones, aunque la llegada de otros rivales augura una batalla dura por el bronce, ya que, a priori, Bocciardo y Ponce se llevarán oro y plata, respectivamente. “Los chinos son herméticos y no sé si habrá alguno en esta prueba, tampoco sé si competirá algún ruso, así que puede que me la juegue con el ucraniano Andrii Drapkin, al que ya gané en el Mundial. Él suele pasar rápido, pero se desinfla en los metros finales, por lo que tendré que aguantar lo máximo posible y morir en los últimos 100 metros. Me lo pondrán difícil, pero no me achico, voy a darlo todo. Si en la final tengo mi mejor día a nivel físico y mental, daré guerra por esa medalla”, sentencia.
LUIS HUERTA
Luis Huerta Poza (Valladolid, 2001). Natación. Medallista de bronce mundial y europeo en 200 libre S5. Oro europeo en relevos 4×50 libre. En París disputa sus segundos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Alegre, disciplinado y luchador.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Las gafas para competir.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Tengo muy buena retención de memoria, sobre todo, fotográfica. Me ha ayudado mucho para los estudios.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Volar.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A las abejas y a las avispas.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
Un bocata de pechuga de pollo empanada con lechuga.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
Desconecto en la piscina o dando un paseo por el barrio con los amigos.
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Agua, un bañador y algún amigo.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un guepardo.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Se mandó a mudar’, de Quevedo y Mdmoney. Una película, ‘Ready player one’.
Me has dejado boquiabierta , por tu personalidad, por tu trabajo, tus esfuerzos y por los resultados que has conseguido y los que todavía están por llegar. Enhorabuena a Luis Huerta💪🏻