Las medallas se le caen de los bolsillos a Marta Fernández. Para la burgalesa se ha convertido en algo rutinario subir al podio en cada competición a la que acude. En la piscina de La Défense de París ha devorado su tercera presea en los Juegos Paralímpicos, un bronce en 50 braza SB3. Otra más para engordar un palmarés brillante. Parece fácil lo que hace, pero detrás de cada metal hay un sobreesfuerzo, toneladas de trabajo y una entrega descomunal cada vez que se lanza al agua, que conlleva un riesgo al poner su cuerpo al límite.
Su voluntad inquebrantable y tozudez son los motores que le han permitido avanzar pese a las adversidades con las que lleva lidiando desde que era una niña por la parálisis cerebral que tiene. Su espasticidad empeora, los dolores hacen mella, pero su voracidad, ilusión y ganas de alcanzar cotas altas se imponen a todos los obstáculos. Sus brazadas cargadas de resiliencia están dejando su huella en la natación.
Rugía el centro acuático parisino con las gradas a rebosar y Marta llegaba concentrada, en su silla de ruedas, hasta el poyete. Su rostro bonancible muta cuando está en la piscina, con las fauces abiertas y preparadas para engullir éxitos. Tras sonar la bocina el tercer gorro que asomaba en el agua era el suyo, por la calle 3. En el carril de su derecha, el 4, la italiana Monica Boggioni salía a mandar, como había hecho por la mañana, distanciándose del resto y ganando el oro con solvencia y con récord paralímpico (53.25).
La nadadora entrenada por Raúl Carrasco y forjada en el Centro de Tecnificación Río Esgueva de Valladolid, sabía que la plata estaba difícil porque la brasileña Patricia Pereira estaba muy fuerte y que el bronce era su objetivo real. Pese a la amenaza que le venía desde otras calles, nada le sacó del rumbo fijado, la española puso todo su empeño en cada brazada y comenzó a meter distancia con sus perseguidoras. Aumentó la velocidad en los últimos metros y ya nadie sería capaz de pillarla.
Tocó la pared en 58.63 segundos para colgarse el bronce. En Tokio 2020 fue la deportista española con más medallas -oro, plata y bronce- y en París apunta a superar esa cifra y repetir ese privilegio. De momento, ha empatado con el ciclista Ricardo Ten, pero le queda el 50 mariposa S5, prueba en la que también figura entre las candidatas para estar en el podio.
“Ya noto el cansancio de los dos días anteriores, la apuesta era grande, nadar cinco días seguidos, y lo hemos entrenado mucho, pero me ha costado un poco más, aunque estoy muy contenta. Cogí el oro con el mismo tiempo que en Tokio, con la marca que he hecho hoy, así que cada año sube más el nivel y se nota, por eso hay que seguir trabajando y entrenando mucho para seguir”, ha apuntado.