Sin hacer mucho ruido se ha ganado un hueco en la selección española de baloncesto en silla de rueda a través de su ímprobo trabajo, esfuerzo y tenacidad. En torno a una canasta Alexis Ruiz se ha labrado una sólida carrera en menos de una década. Y eso que su destino vital no estaba marcado en una cancha. Lo suyo era el fútbol, pero un accidente de tráfico viró su rumbo. Con el balón naranja recompuso su vida hasta convertirse en un pívot polivalente, en un multiusos capaz de adaptarse a cualquier escenario, en un comodín que siempre cumple sus funciones. Virtudes que ha valorado positivamente el cuerpo técnico para incluirle entre los 12 elegidos para los Juegos Paralímpicos de París.
“Nadie me ha regalado nada, ha sido un camino duro y he tenido que currar para estar en la lista final. Es un sueño, voy a dejarme la piel y el alma en cada minuto”, recalca. De fortaleza física, carácter, arrojo y disciplina, su capacidad camaleónica para ejercer roles muy distintos permite mayor flexibilidad en las rotaciones y refuerza tanto el juego interior del equipo como el perímetro, ya que posee gran tino para el lanzamiento exterior. “Empecé tarde en este deporte y me quedan cosas por aprender, mi mejor versión está por verse, busco ser más completo. Con los años he evolucionado hacia un jugador que puede hacer daño tanto dentro como fuera, no soy un diez en nada, pero sí un notable en todo”, asegura.
Al madrileño no se le pasó nunca por la cabeza el baloncesto. “No me llamaba la atención, ni siquiera lo veía por televisión”, subraya. Su pasión era el fútbol, deporte que le ayudaba a saciar su inquietud y energía. Era “mal estudiante” y siempre correteaba detrás de una pelota en las calles y en el equipo de su barrio, Orcasitas. Con 18 años trabajaba en la empresa familiar de construcción cuando en 2009 su vida cambió por un accidente. Iba de copiloto en un quad por una carretera del municipio de Mirabel (Cáceres) cuando su amigo perdió el control del vehículo, salieron despedidos y chocaron contra una valla. A Alexis lo evacuaron al Hospital Virgen del Puerto de Plasencia con la cadera fracturada y politraumatismos.
Tuvieron que realizarle una hemipelvectomía en la pierna izquierda, una amputación de toda la extremidad y parte de los huesos de la pelvis. Permaneció en coma inducido durante 21 días. “Al despertarme levanté la sábana y vi que la pierna había desaparecido, fue un impacto tremendo. Al principio intentaron que solo fuese el pie, pero el riesgo era elevado y extirparon todo lo que estaba mal. También tenía algunos órganos dañados y tuvieron que operarme varias veces. La recuperación fue larga, de casi cinco años, pero jamás me hundí, me sorprendió porque no me afectó demasiado mentalmente. Eso sí, necesité tiempo para pasar el duelo y organizarme en un nuevo escenario ya que tenía planes de vida y mi ignorancia sobre el mundo de la discapacidad era enorme”, relata.
Para su rehabilitación pasaba muchas horas en el gimnasio, “aunque también en el sofá de casa jugando a la consola”, bromea. En 2015, durante una salida nocturna con unos amigos, una persona se le acercó y le invitó a probar el baloncesto en silla. Se puso en contacto con la escuela del CD Ilunion, donde agarró por primera vez un balón. “Ver a gente en mi misma situación me hizo abrir los ojos. Nos llevaron a ver un partido y allí había estrellas como Carlos Vera, Rafa Muiño, Terry Bywater o los gemelos Pablo y Alejandro Zarzuela, a quienes ahora tengo de compañeros. El nivel era brutal y veía imposible llegar al lugar dónde estaban ellos. En mis primeros días los entrenadores se sorprendieron al ver que tenía una buena técnica de tiro y eso que nunca había lanzado a canasta”, relata entre risas.
José Miguel López ‘Cole’, técnico experimentado, confió en él, se lo llevó al FDI Alcorcón y empezó a pulirlo. En el club madrileño, con diferentes nomenclaturas -Las Rozas y Villa de Leganés-, creció hasta asentarse en la élite. Sus buenas estadísticas y talento no pasaron desapercibidos para Abraham Carrión, quien ya le tuvo a sus órdenes varios años, y la pasada temporada lo fichó para el Amiab Albacete, el nuevo rey en Europa. Con el conjunto manchego ha ganado este año la Liga y la Champions. “Estoy súper feliz, tenemos una plantilla con mucha calidad que me ha ayudado a dar un salto para acceder a la selección”, apunta.
Debutó en 2021 en el Europeo de Madrid y fue partícipe en el título de la Copa de Naciones de 2022. Se perdió el campeonato continental de Rotterdam en 2023, donde España se llevó la plata: “Dolió mucho, pero sirvió de aprendizaje”. Y ahora regresa al combinado nacional tras convencer al cuerpo técnico. “Cuando me lo comunicaron tuve sentimientos encontrados, fue duro ver a otros compañeros quedarse fuera. Quiero devolver la confianza que han depositado en mí. Abraham me conoce bien, trata de explotar mis puntos fuertes y esconder mis debilidades, es el entrenador más importante de mi carrera. Tenemos un juego coral y con transiciones rápidas, pero hay cierto déficit en el juego exterior y ahí es dónde puedo aportar con mi tiro cuando haya rivales que se encierren en defensa”, explica.
Alexis vivirá en París un sueño que parecía una quimera en sus inicios: “Lo afronto con ilusión y con unas ganas terribles. Me daré cuenta de lo que he logrado cuando esté en la villa y luego en el pabellón escuchando el himno en el primer partido”. España se enfrentará en el grupo B a Países Bajos, Australia y Estados Unidos, vigente campeona mundial y paralímpica. “Estamos las ocho selecciones más potentes y podemos ganar a cualquiera y también perder con ellas. Vamos a por todas con el objetivo de quedar primeros y tener un buen cruce en cuartos para optar a las medallas. Con defensa, determinación, trabajo y creyendo en nuestras posibilidades podemos hacer algo grande. El vestuario es ambicioso y queremos estar en el podio”, remata el pívot madrileño.
ALEXIS RUIZ
Alexis Ruiz González (Madrid, 1990). Baloncesto. Campeón de Liga y de la Champions con el Amiab Albacete. En París debutará en unos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Honesto, trabajador y desastre.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Los cascos para escuchar música, melatonina y el portátil.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Quizás ahora no porque tengo menos tiempo, pero durante mi recuperación tras el accidente fui bastante bueno jugando al FIFA en la PlayStation, estuve más de un año sin perder un partido -ríe-.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
El de tranquilizar a mis hijos hablándoles con buen tono -ríe-.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A las avispas -ríe-.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
La pasta, me encanta la comida italiana.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
En mi casa, con mis dos hijos y mi mujer.
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
A mi familia.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un león.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Sunflower’, de Post Malone y Swae Lee. Y película, ‘El lobo de Wall Street’.