Con la resiliencia acumulada de todos estos años batallando con la raqueta, una personalidad arrolladora, garra, talento, pasión y ardor guerrero, nunca dejaron de creer. Dani Caverzaschi y Martín de la Puente, dos gladiadores en el coliseo de Roland Garros, una dupla con magia y que mezcla trabajo, osadía y ambición, ha hecho historia tras conquistar con épica y remontada la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de París. Es la primera presea para el tenis en silla español en una cita magna.
Eran las dos de la tarde y por una puerta en un fondo de la pista asomaban los gladiadores. Cuando cambian la penumbra del vestuario por el sol de la Suzanne-Lenglen, ambos descubren lo que les espera. Saltan los galos a la arena y rompe en aplausos la grada, que entona el cántico ‘Allez les bleus’. No intimidaba el escenario a los españoles, a pesar de tener al público en contra. Algunos aficionados con banderas rojigualdas salpicados por el estadio insuflaban ánimo a los suyos.
La pareja española se plantó con energía en la pista para arañar el primer juego. Respondieron los galos con las andanadas de Houdet para igualar. Costó cerrar el 1-2, los rivales dispusieron de hasta cuatro bolas de rotura, pero una volea de Caverzaschi ponía de nuevo a España con ventaja. Houdet pegaba con la dureza de un peso pesado y su escudero Cattaneo con golpes a los ángulos para remontar 4-2 tras romper el saque y aprovechar su servicio y las imprecisiones de los españoles.
De la Puente se reenganchó mentalmente al encuentro y comenzó a desplegar su mejor versión. Conectó un par de derechazos para situar el 4-3 y una dejada suya también sirvió para igualar la contienda (4-4). Sin embargo, varios errores no forzados y una dejada de Houdet situó el 5-4 en el electrónico. Espoleados por la hinchada, los franceses, firmes al servicio y sólidos en el intercambio, cerraron el primer set (6-4).
El madrileño y el vigués nunca le perdieron la cara a la confrontación y tras el parón, con el carácter, la habilidad y la valentía que les distinguen, salieron con otro ritmo en la segunda manga. Sin la rémora de los nervios iniciales, peleones y agresivos, bien sincronizados y rápidos en la red con dejadas que castigaban a los rivales, se pusieron 3-0 en el marcador. Parecían tener bien encaminado el set, pero llegó la reacción de los jugadores locales, con los latigazos de Houdet y con un infalible Cattaneo, letal en los ángulos abiertos. De nuevo con las espadas en todo lo alto, 3-3. Tocaba remar y lo hicieron a contracorriente en el séptimo juego cuando los franceses tuvieron bola de break, pero con cabeza fría y coraje se situaron 4-3.
Desatados, muy concentrados, profundos y con movimientos certeros consiguieron resquebrajar de nuevo el saque a sus adversarios. De la Puente con un golpe en diagonal, un cañonazo con rotundidad, y Caverzaschi con un paralelo y otro cruzado pusieron el 5-3. Puños apretados y gesto de rabia que logró, por unos segundos, callar a la grada. Houdet y Cattaneo, dos experimentados tenistas, no se dejaron doblegar y también rompieron el saque para ponerle más emoción al duelo (5-4). En el siguiente salieron a dar bocados, no podía desaprovechar la oportunidad y con los colmillos afilados fueron a cerrar el set (6-4).
Todo se iba a decidir en el súper tie break. En semifinales ante Japón se les escapó por solo dos puntos. Ambos se animaban en la arcilla, no podía repetirse el mismo desenlace. En todos estos años habían cosechado juntos 13 títulos internacionales, más tres platas en la Copa del Mundo con España. Desde que agarraron una raqueta soñaban con desfilar por los mejores escenarios del mundo y competir en los Grand Slam, algo que ya han cumplido. En París estaban ante el momento más importante de sus vidas deportivas, demasiado suculento este bronce paralímpico como para dejarlo escapar.
La salida fue igualada, con intercambio de golpes hasta el 5-5. A partir de ahí los franceses cometieron dos errores (5-7) y los españoles olieron la sangre. Enseñaron las fauces en los peloteos y mordieron en cuanto tuvieron ocasión. Martín, con dos cruzados seguidos pegado a la red y una doble falta de Cattaneo, muy seguro durante todo el partido, completaban la remontada. El sueño se hacía realidad, bronce histórico en unos Juegos para el tenis español.