Detrás de esa sonrisa espontánea y simpática que siempre regala, la aparente felicidad de María Delgado en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 protegía una mala noticia: una hernia en la espalda. Una lesión que le había martirizado, con dolores en la ciática y en la zona lumbar, y que le dormía la pierna derecha mientras nadaba. “Muy poca gente sabía de la gravedad”, recalca. Aquello le impidió pelear por el podio y le dejó una amargura que espera quitarse en París 2024. “Estoy con hambre de morder medallas”, afirma.
Tras pasar por quirófano en enero de 2022, la zaragozana, una de las referentes de la natación española a sus 26 años, ha vuelto a mostrarse competitiva, como confirman los resultados de las dos últimas temporadas: ganó cuatro preseas en el Mundial de Madeira y otras cuatro en el Mundial de Manchester de 2023, ofreciendo un rendimiento elevado. El pasado mes de abril se colgó una plata en 100 espalda y un bronce en 100 libre S12 en el Europeo. Está ‘on fire’ y fija su ambiciosa mirada en las medallas en la piscina de La Défense Arena.
Es consciente de lo complicado que es alcanzar un metal en unos Juegos. Ella tiene dos bronces, los que logró en 2016 en Río de Janeiro y ante los que se detiene unos minutos para observarlos y tocarlos cada vez que visita la casa de sus padres. “Fue un momento mágico e inolvidable cuando subí al podio”, apunta. Con 16 años recaló en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde compaginó la natación con sus estudios en Ciencias del Deporte.
“Salir de mi zona de confort y separarme de mi familia y de mis amigos siendo una niña es algo que te marca. Al principio fue difícil y lo llevé muy mal, sobre todo, al llegar a la habitación y encontrarme sola. Mis padres me arroparon, pero ahora, viéndolo a posteriori, me dicen que tenían miedo e incertidumbre. Ellos entendían que era lo mejor para mi rendimiento, tenía que dar ese paso si quería dar un salto de calidad. Al final, el tiempo me dio la razón”, sostiene.
Se ha convertido en uno de los diamantes de la natación, no solo por su calidad y brillantez, sino también por su versatilidad, constancia y disciplina. “Me considero una nadadora más trabajadora que de talento. Soy muy estricta y metódica en los entrenamientos, descansos y comidas, no me pueden trastocar los planes”, dice riendo. A los tres años dio sus primeras brazadas y durante un tiempo lo alternó con el atletismo, deporte en el que hacía pruebas de velocidad y salto de longitud, siendo campeona de España en benjamín, alevín e infantil. Llegó incluso a ganar un bronce en 200 metros lisos en el ‘Dutch Open’ de Emmen (Holanda) en 2011.
Sin embargo, su rumbo cambió cuando logró la mínima para el Mundial de natación en Montreal 2013, donde se coló en cuatro finales. “Me decanté por el bañador, las gafas y el gorro porque en el agua me veía más competitiva y me daba libertad”, confiesa. Sufre toxoplasmosis congénita que le impide la visión total del ojo izquierdo y parcial en el derecho, pero ha superado cualquier adversidad con perseverancia y determinación.
“Lo que alguien puede ver a 100 metros, yo lo veo a dos. La falta de visión nunca me ha impedido perseguir lo que quiero en la vida. Gracias a los valores que me han inculcado, he aprendido a hacer las cosas con pasión, ganas y corazón, eso te lleva a lograr resultados y éxitos”, subraya. El único obstáculo con el que se encuentra en la piscina es a la hora de hacer el viraje de espalda: “Cuando quedan cinco metros hay unas banderas que indican que estás llegando a la pared y como no las veo, me dan en la cabeza con un palo que tiene la punta acolchada. En crol y en mariposa no necesito asistencia porque voy siguiendo la línea del fondo”.
En los Juegos Paralímpicos de Brasil llegó su consagración con dos bronces en 50 libre y en 100 espalda categoría S12. “Fue un sueño hecho realidad, me supieron a oro, fue la mejor experiencia de mi vida”, afirma. Su progresión continuó a un buen ritmo, coleccionando metales internacionales: acumula 12 en mundiales y 12 en europeos. En 2020 dejó de entrenar con José Luis Vaquero, el que descubrió su potencial y cualidades y la pulió, para prepararse bajo la dirección de Santiago Márquez. “A Vaquero se lo debo todo, creyó en mí, me impulsó y con él me convertí en una deportista más exigente. Después de seis años juntos sentía que necesitaba un cambio de aires, de mentalidad y de metodología de entrenamientos. Año tras año he ido mejorando en numerosas pruebas, no me focalizo en una modalidad o distancia concreta. Ahora me considero una nadadora más completa y versátil”, explica.
Después de tres años de sesiones espartanas le llega una nueva oportunidad en unos Juegos Paralímpicos. “Los problemas físicos ya están olvidados, me mermaron mucho en la preparación para Tokio, que me dejaron un sabor bastante agridulce. Sentí que había dado el 100%, me fui con la conciencia muy tranquila. Pero, por otro lado, no pude rematar, me quedé cerca con tres diplomas, competí a un gran nivel a pesar de la lesión que arrastraba. Al volver de los Juegos decidí operarme y fue un proceso duro. Volví con dudas, no sabía si recuperaría mi nivel”, relata.
Sin embargo, todo fue mejor de lo esperado y en pocos meses se plantó en el campeonato del mundo de Madeira, donde se llevó dos platas y dos bronces. Su progresión fue a más y el verano pasado en Manchester repitió resultados en su sexto Mundial, realizando una de las mejores competiciones de su carrera. Este año sacó una plata y un bronce en el Europeo, que le permiten soñar en París: “Me ha dado mucha moral y confianza para encarar los Juegos al 100% de plenitud. Estoy en mi mejor nivel y me veo luchando por las medallas. Mi opción más clara está en el 100 espalda, también confío en el 100 libre. El 100 mariposa es una prueba en la que seis o siete nadadoras estamos en menos de un segundo de diferencia, así que podría dar la sorpresa. En cualquier caso, voy a dejarme la piel en el agua. Quiero subir otra vez al podio en unos Juegos”.
MARÍA DELGADO
María Delgado Nadal (Zaragoza, 1997). Natación. Bronces en 50 libre y en 100 espalda en Río de Janeiro 2016. Tiene 12 medallas mundiales y 12 europeas. Disputa sus terceros Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Constante, cabezota y estricta.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Una cinta de la Virgen del Pilar.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Subo vídeos en TikTok sobre consejos de natación, algunos con varios millones, aunque me da vergüenza que luego la gente me diga que me ven -ríe-.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
La súper visión.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A los perros.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
La hamburguesa.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
A mi pueblo, Monleras (Salamanca).
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Bañador y gafas de bucear.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un delfín.
10.- Una canción y un libro o película/serie.
‘Hall of fame’, de The Script. El libro, ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu. Y una serie, ‘Prision Break’.