De pequeña tuvo claro que quería ser cocinera, influenciada por la película animada ‘Ratatouille’. La vocación culinaria de Marian Polo afloraba entre fogones junto a su abuela y a sus padres, con los que cada domingo creaba una nueva receta. Hace unos años destapó su habilidad para endulzar platos y ya se prepara para ser una gran repostera. Ahora cambiará el delantal y la manga pastelera por el gorro, las gafas y el bañador. La natación es su otra pasión, en la cual lleva inmersa desde los tres años, aunque estuvo a punto de dejarla en 2022. Recuperó la ilusión en la piscina, ganó cuatro medallas en el Europeo de este año y con tenaces brazadas se ha clasificado para sus segundos Juegos Paralímpicos
En París, también escenario de las aventuras gastronómicas de la rata Remy y del chef Lingüini, la joven barcelonesa se relame pensando en firmar un buen resultado. Además de la cocina, el agua es su hábitat natural. Comenzó a nadar siguiendo los pasos de sus dos hermanos mayores. A los pocos meses de vida le diagnosticaron albinismo ocular. “Afecta a la agudeza visual, me falta pigmentación en la retina, soy incapaz de captar las perspectivas o profundidades y tengo nistagmo, movimiento involuntario y descontrolado de los ojos, no puedo enfocar. Pero nunca ha supuesto un problema, tuve una infancia como la de cualquier niña”, explica.
A los cinco años se vio obligada a hacer un parón en la natación por problemas en los oídos, pero lo retomó con siete en el CN Badia, un club en el que entrenaba y se medía con gente sin discapacidad en campeonatos de Cataluña. No compitió en la modalidad adaptada hasta 2013. Su estreno internacional fue a lo grande, colgándose cuatro oros en los Juegos Europeos para Jóvenes de Varazdin (Croacia) en 2015. Y un año después acudió a su primer Europeo y se clasificó, por sorpresa, para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Marian, con 15 años, fue la benjamina de la delegación española.
“Cuando me lo comunicaron no supe reaccionar, me quedé paralizada. No fui consciente de la magnitud del evento deportivo más importante, lo viví como si estuviese en un parque de atracciones. Me apuntaron a seis pruebas, aunque no llegué a ninguna final. No me jugaba una medalla, pero me pudieron los nervios, siempre temblando en el poyete”, recuerda entre risas. La catalana fue progresando, dio el salto al grupo de Jaume Marcé en el CAR de Sant Cugat (Barcelona) y en su bautismo en un Mundial, en México 2017, se colgó dos metales: plata en 100 braza y bronce en 50 libre. En europeos también obtuvo medallas, una plata y dos bronces en Dublín 2018 y una plata en Funchal 2021, donde le atrapó el desaliento.
“En ese campeonato no paré de llorar, quería irme a casa. El nivel en mi categoría, S13, subió bastante. Apostamos por la prueba de 50 libre y para ir a los Juegos de Tokio me pedían como mínima hacer mi mejor marca personal, pero no salió como esperaba. Ese verano fue muy duro psicológicamente, me sentí sola y perdí las ganas de nadar, ya no disfrutaba. No podía más, abandoné el CAR y le dije a mis padres que lo dejaba”, relata. Pero Carlos Santos, su entrenador en el CN Badia, le quitó esa idea de la cabeza y estuvo unos meses preparándose a su lado. La recompensa a su persistencia llegó en el Mundial de Madeira en 2022 al ganar dos platas en relevos.
Y justo después, el CN Barcelona la convenció para formar parte de su proyecto. Cayó en las manos de Antonio Polo, su hermano, entrenador y preparador físico del grupo de velocistas del club. En la piscina Nova Escullera, Marian logró restañar las heridas y prendió de nuevo la llama de la ilusión. “Venía de altibajos y con él cambió mi situación. Es una persona muy implicada en su trabajo y perfeccionista con la planificación. He mejorado bastante en los entrenos, en la técnica, vuelvo a sentirme competitiva, con más madurez, disfrutando del camino y los resultados están siendo buenos en todas mis pruebas”, asegura.
En el Mundial de Manchester en 2023 formó parte del relevo español 4×100 estilos mixto que alcanzó la plata y explotó en el Europeo de Funchal en abril con dos platas (100 braza y 50 libre) y dos bronces (100 mariposa y 200 estilos), además de un par de récords de España. También aprovechó para terminar sus estudios, un Grado Superior de Dirección de Cocina. “Debido a mi discapacidad, ciertas personas me dijeron que me dedicase a otra profesión y eso me dio mucha rabia. Soy consciente de que hay cosas que no puedo hacer, pero siempre voy a intentarlo, aunque luego me lleve la hostia”, recalca la barcelonesa. No sueña con trabajar en un restaurante de alta cocina, sino con abrir su propia pastelería-cafetería y elaborar dulces artesanales, como el Coulant de chocolate, su especialidad, bizcocho de origen francés con el que celebraría una medalla en París junto a su familia.
“Mis segundos Juegos ocho años después, se me ponen los pelos de punta cuando lo pienso. No estaba en mi cabeza tras mi vuelta porque me lo tomé año a año. Nunca lloré de felicidad tanto como el día en el que logré la mínima, me he quitado la espinita de Tokio. A pesar de que siento presión, con lo que me ha costado llegar, quiero saborear cada momento”, confiesa Marian, que se considera más estilista que velocista y nadará cinco pruebas: 100 braza, 50 libre, 100 mariposa, 100 espalda y 200 estilos. “Mi objetivo es entrar en finales y bajar mis marcas. Soy realista, hay rivales con mejores tiempos y está difícil, pero por supuesto que tengo opciones de medalla”, concluye.
MARIAN POLO
Marian Polo López (1-11-2000, Barcelona). Natación. Medallista en mundiales y en europeos. En París disputa sus segundos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Intensa, aplicada y sociable.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Un espejo para aumentar la vista -ríe-.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Cocinar.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Teletransportarme.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A las arañas.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
El plátano.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
Me encanta ir sola a una cafetería.
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Una navaja.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En una jirafa.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Can’t Hold Us’, de Macklemore y Ryan Lewis. Y película, ‘Ratatouille’.