Unas horas después de la brillante ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos de París, el tenis de mesa español sufrió un apagón. Ninguna de sus cinco parejas fue capaz de pasar de ronda en la prueba de dobles y se han despedido de la competición con un sabor muy amargo. Ya solo les queda la modalidad individual. El tándem que más cerca tuvo el triunfo fue el formado por Miguel Ángel Toledo e Iker Sastre, quienes gozaron de hasta tres bolas de partido, pero no fueron capaces de cerrar el encuentro, que les habría asegurado la medalla de bronce.
El París Sur Arena 4 presentaba un ambiente festivo y muy colorido en sus pobladas gradas que, con su cántico ‘Allez les Bleus’, retumbaban tras cada punto o victoria de los jugadores franceses. La jornada fue aciaga para los españoles en una prueba a vida o muerte, con un sistema de eliminación directa. Los primeros en caer fueron el madrileño Eder Rodríguez y el extremeño Javier López Sayago en clase MD8. La dupla perdió por 0-3 (2-11, 0-11 y 8-11) en octavos de final frente a los tailandeses Wanchai Tha Chaiwut y Yuttajak Glinbancheun.
Unos minutos después llegó otro jarro de agua fría, esta vez con el zaragozano Jorge Cardona y el donostiarra Ander Cepas, una pareja que venía de firmar un gran ciclo con numerosas medallas internacionales, entre ellas, un bronce europeo, y con el cartel de número uno del torneo. Sin embargo, se vieron sorprendidos en el debut en clase MD18 por los brasileños Luis Filipe Manara y Claudio Massad. A pesar de ganar el primer set, no fueron capaces de gestionar momentos claves en el partido y terminaron cediendo por 1-3 (11-9, 9-11, 9-11 y 6-11).
En la misma categoría tampoco tuvieron suerte el ibicenco Alejandro Díaz y el granadino José Manuel Ruiz, quien en París agrandó su leyenda e hizo historia tras convertirse en el deportista español con más Juegos Paralímpicos (8) en su currículo. A pesar de que solo habían disputado un torneo juntos este año, desplegaron un buen nivel y plantaron batalla a los chinos Hao Lian y Shuai Zhao, números dos del mundo y favoritos a las medallas. El balear y el andaluz perdieron en la ronda de octavos por 1-3 (9-11, 8-11, 11-8 y 2-11).
“Este ciclo ha sido muy especial, no tenía muy claro si continuar o no. El regalo del Mundial de Granada en 2022 me dio esa motivación extra para estirar y plantearme el clasificarme para estos Juegos. Me debía el disfrutar de unos Juegos como aquel de joven 17 años que fue a sus primeros en Atlanta 1996, sin esa mochila de presión que me ponía por autoexigencia. Me lo he pasado en grande, he disfrutado cada punto y cada rato que paso con los compañeros de los diferentes deportes en la villa. Está siendo muy especial porque aquí están mi mujer, mis hijas, mi madre, mi hermano y muchos amigos”, ha comentado Ruiz.
Llegaba la opción más clara para la selección española, la de Miguel Ángel Toledo e Iker Sastre, vigentes subcampeones de Europa y bronce mundialistas en clase MD4. Parecía que el madrileño y el bilbaíno podían arrojar algo de luz a un día muy negro para España, incluso se repusieron tras perder el primer set y se colocaron con 2-1 y con tres bolas de partido en el cuarto set, pero desaprovecharon la oportunidad y dejaron con vida a los eslovacos Peter Lovas y Jan Riapos. Al final, tras un quinto set cargado de polémica, se esfumó la medalla al terminar perdiendo por 2-3 (3-11, 12-10, 11-7, 12-14 y 8-11).
Y agridulce fue el último baile sobre la mesa para Álvaro Valera y Jordi Morales, una pareja eterna. La mejor dupla española de tenis de mesa de todos los tiempos, dice adiós tras 25 años cosechando éxitos internacionales. El andaluz y el catalán se vieron superados en octavos de final de clase por los chilenos Matias Pino e Ignacio Torres, quienes ganaron por 0-3 (5-11, 13-15 y 6-11). Se estrenaron con un oro europeo en Piestany (Eslovaquia) en 1999, han sido campeones del mundo y de Europa y han conseguido juntos una plata en Londres 2012 y un bronce en Tokio 2020.
El abanderado paralímpico español ha explicado que “después de la resaca emocional de la ceremonia de inauguración, que fue algo maravilloso, increíble e inolvidable, ha tocado ponerse el mono de trabajo, competir, en un sorteo un poco desfavorable, porque de las opciones que había, nos ha tocado la más incómoda. Nos va muy mal su forma de jugar, son muy incómodos para nosotros. No hemos estado fino. Así es el deporte, doloroso, además es un sistema que no da margen de error, eliminatoria directa. Estoy agradecido por todos los éxitos que hemos tenido durante estos 25 años. Hay que recomponerse porque queda la prueba individual”.