Tras los oros de Dani Molina y de Susana Rodríguez con su guía Sara Pérez, el triatlón español amplió su botín en los Juegos Paralímpicos de París con dos metales más. Una plata de Marta Francés y un bronce de Nil Riudavets, dos medallas muy trabajadas y sufridas, ambas en categoría PTS4 (discapacidades moderadas). Los dos triatletas protagonizaron una gran remontada en el circuito francés para subir al podio y alcanzar el summum en sus trayectorias deportivas.
El balear vuelve a triunfar en el deporte que odió tras el accidente de 2019 con la bicicleta que le dejó el brazo derecho sin sensibilidad ni motricidad. Un velo de tristeza nubló su mirada durante dos años, tiempo que tardó en superar el duelo, hasta que resurgió de sus cenizas tras perdonarse. Recuperó una fuerza y una energía que no sabía que aún conservaba y se puso de nuevo en marcha, regalándose una dulce segunda oportunidad. En el puente Alejandro III le ha puesto el broche perfecto a año de lucha y trabajo con una presea de bronce tras firmar una carrera a pie descomunal.
No las tenía todas consigo en el río Sena, saliendo octavo del agua. Apretó los dientes y recuperó varias posiciones en los 20 kilómetros de ciclismo para bajarse sexto de la bicicleta. Sabía que su fuerte era correr, se iba a dejar el alma para tratar de alcanzar el objetivo de las medallas. Y así hizo, remontando tres puestos al superar al británico Michael Taylor y a los franceses Gregoire Berthon y Pierre-Antoine Baele. Un bronce que le sabe a oro.
“Tenía que estar allí, muy concentrado, hacer mi carrera y ver hasta donde podía llegar. He ido pasando a gente. Primero he pasado al británico, después al primer francés y luego al otro. Hemos jugado los últimos 200 metros en un sprint agónico para poder conseguir este tercer puesto. Ha sido increíble poder correr en este entorno, acompañado de mi familia, de mi pareja, de mis amigos que estaban allí animando”, ha comentado.
El menorquín cruzó la meta en 1:01.10, por detrás del estadounidense Carson Clough (plata) y del invencible francés, Alexis Hanquinquant (oro). En la misma categoría, el salmantino Álex Sánchez Palomero quedó décimo. “Hay mucho nivel y las medallas se tienen que luchar hasta el último metro. Quiero agradecérselo a mi familia y a mis amigos, que han tenido que aguantarme. Con mi accidente había perdido la identidad y la mirada, y cuando te recuperas eres muy feliz, te sientes muy afortunado por la gente que te rodea, así que esto va por ellos, por mi entrenador y también por Álex -Sánchez Palomero-, que me ha apoyado en todo este proceso”, ha añadido Nil.
Unos minutos después llegaba la cuarta medalla para España, una plata firmada por Marta Francés, que también ha completado una actuación soberbia para escalar a los puestos de podio. En el turbio y agitado Sena realizó una natación soberbia saliendo segunda del agua en una batalla tras el giro en la boya en la que hubo golpes y patadas entre las triatletas. Salió indemne para subirse a la bici y buscar la escapada. Con la británica Megan Richter en primera posición, la española controló la prueba de ciclismo con maestría a pesar de las dificultades del asfalto de adoquín.
Fue valiente y salió a por todas en los primeros metros del 5.000 final a pie. Llegó hasta el final de sus fuerzas, agotó cada gramo de su energía y cuando encaró la recta final en la moqueta azul, con la torre Eiffel al fondo y Los Inválidos a un lado, su sempiterna sonrisa brillaba bajo el cielo azul de París. Plata al pundonor, a la perseverancia, a la entrega y al trabajo ímprobo que ha realizado para llegar a sus primeros Juegos.
La puertollanense nunca se amedrenta por los obstáculos que el destino le ha ido poniendo. La suya ha sido una travesía azarosa, pero su tesón, coraje, sagacidad y voluntad de hierro jamás le hicieron desmoronarse. Le ganó la batalla a un tumor en el cerebelo en plena adolescencia que le dejó como secuela una hemiparesia lateral izquierda. Los médicos no sabían cómo avanzaría, no le daban esperanzas para volver a andar. El deporte fue su mejor aliado. En apenas cinco años, con el triatlón se ha instalado entre las mejores del mundo, disciplina que le ha devuelto su resplandeciente sonrisa sin límites.
“Ha costado muchísimo llegar hasta aquí, he tenido que luchar y trabajar mucho. Esta plata me sabe al premio de mi vida. He tenido que pasar tanto desde bien pequeña -sufrió bullying y superó un cáncer- que estoy agradecida a la vida de que me dé esta oportunidad y encima la haya podido aprovechar. Se la dedico a mis padres”, ha recalcado.
En cuanto al resto de españoles, Eva Moral fue cuarta PTWC (silla de ruedas y handbike), Lionel Morales sexto y Rakel Mateo décima en PTS2 (deportistas con discapacidad física severa que compiten de pie), Diego Lardón séptimo en PTS3 (discapacidades significativas), Jairo Ruiz noveno en PTS5 (discapacidad física más leve), mientras que en PTVI (ciegos o con deficiencia visual), Jota García y Diego Méntrida fueron novenos, y Héctor Catalá y Carlos Oliver tuvieron que abandonar porque se les salió la cadena del tándem y se les rompió la horquilla del tándem.
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